sábado, 29 de junio de 2019

Prólogo del poemario Vuelo de Dos Lunas por el escritor dominicano Daniel Montoly.



La luna no es un satélite, es, una mujer y, posee alas, canta el poeta lírico iraquí, Abdulla al Ganoushi. Algo que también percibo en el Vuelo de dos lunas, obra poética del narrador y poeta mexicano, Roberto De la Torre. Esta compilación comprende de varios capítulos que representan cada uno una característica temática en la que predomina el elemento del vuelo. Vuelo de dos lunas abre con un hermoso y significativo texto poético en el cual el Yo poético transfigura las formas, pues la luna no funge en el texto como un mero contemplador. Tampoco como un adorno al estilo simbolista en medio de la entrega de los cuerpos a la hoguera amorosa. Ella, es un participante en este “mánage á trois”. Un agente que impulsa la pasión,  como se deprende de los siguientes versos con que abre el libro: 

Besa la luna tu espalda  
prolongando las caricias hasta mis dedos
que como pinceles, delinean tu silueta
y la estremecen(…)

El erotismo es un tema de gran raigambre dentro de la tradición poética hispanoamericana, pero cabe destacar también que se puede correr el riesgo de caer en lo repetitivo o en el caso extremo, en lo vulgar. De la Torre parece estar muy consciente sobre esto porque maneja el recurso lingüístico con la habilidad de cirujano. En el mismo poema, Luna mía, nos encontramos con los versos que subrayo más abajo en los cuales la voz poética parece tomar al lector de las manos para adentrarlo en un submundo de inusitada cadencia lírica en donde la poesía y el amor convergen transformándose en un sólo cuerpo:  

Las palabras son voces musitadas
y los cuerpos hablan
con el lenguaje que los vive.
   

Más adelante en Espejo de mariposas volvemos a encontrarnos con ese sujeto noctámbulo que describe nostálgico el objeto de su afección a través del recorrer de la memoria. Por ejemplo en el poema, Eco del espejo, el poeta se coloca frente a su imaginación convirtiéndola en el objeto al cual reclamarle la figura idílica de la amada. Cuando murmura los versos a continuación:

Camino a tu lado
conjugando los pasos con tu andar,
tejiendo mi voz con la tuya,
creando un eco de voces que se buscan.

Es otoño
y la gente se ha ido.
Sólo estamos tú y yo
como eco del espejo.

El amor es una tundra/ que a veces arde/ ardorosamente./ Escribió el reconocido poeta afroamericano, Langston Hughes. Y en esta obra poética de Roberto De la Torre lo imaginado se transforma en visual haciéndose palpable, audible, perceptible y por último, humano, porque la poesía es antes que nada un fenómeno humano.  También se percibe en este volumen cierta inquietud filosófica del ser frente a lo cotidiano. Las interrogantes propias del paso angustiante del tiempo se suceden recreando un paisaje de dudas e incertidumbre como intuyo en el poema titulado Alas de mil pájaros. En él canta el poeta:

No entendías por qué estabas ahí
después de tanto tiempo
de intentar otros caminos.

Aquí, el poeta se trasmuta en el personaje central del poema, el pájaro, sometiéndose a un intenso cuestionamiento con el propósito de encontrar respuestas que lo encausen de retorno a su realidad porque como dice “Era una realidad/ a la que no estabas acostumbrado./ La poesía funge algunas veces como un Caballo de Troya dentro del cual el poeta introduce su propia versión del mundo ajustando los acontecimientos a la necesidad perentoria de su imaginación, pues, la emoción le impele a tener que hacerlo.  Y como en cualquier otra circunstancia, el poeta reconoce su vulnerabilidad haciéndose susceptible a celebrarla a través de sus versos a diferencia de otros géneros literarios. 

Destaco en este libro, el gran efecto visual de las imágenes, metáforas y el uso minucioso del lenguaje, ajustándolo a la precisión. Por ejemplo:

El mar es primavera,
es verano,
otoño,
invierno.
Y sigue siendo mar. 

Cito la frase ya cliché de que “La poesía es la Cenicienta de la literatura”. Juicio que representa la opinión de algunos editores, pues consideran que ésta dejó de tener un espacio en el gusto del lector. Algo que yo no comparto en absoluto, porque el hecho que las editoriales confronten problemas para comercializar libros de poesía no significa necesariamente que el género dejó de tener vigencia. Por el contrario, la poesía se muestra persistente rehusándose a convertirse en un producto “elaborado” a partir de la demanda. Y este poemario, Vuelo de dos lunas, viene a confirmar lo que digo. Por su descarga emotiva, visual, sentimental y por qué no, también por el explícito reconocimiento de la vulnerabilidad humana.  

Espero que los lectores disfruten con entusiasmo de esta obra poética que el poeta, Roberto De la Torre coloca en sus manos tal como yo he disfrutado su lirismo, su visualidad cromática, como también por los distintos grados temáticos que están presentes en los textos que conforman este volumen. Ha sido para mí un gusto poder ser de los primeros en disfrutar de esta colección agradeciéndole al poeta el honor y la deferencia de prologarla. 

Daniel Montoly
Columbus, OH 2019    


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